MENSAJE ANUAL ANTE LA 88VA ASAMBLEA GENERAL, 1993 (Parte 1)
¡La gloria sea para Dios! ¡A Dios sea la gloria por todo lo que ha hecho! Mi corazón se regocija por el maravilloso esplendor de Su presencia y poder. Puedo ver Su majestad por todo nuestro alrededor y Su obra infinita a medida que revela y ejecuta Su plan eterno en los corazones y vidas de aquellos que no solo le llaman Señor y Maestro, sino que también hacen lo que Él les ha comisionado que hagamos. El llamarle Señor y Maestro para luego fallarle en no observar todas las cosas que nos ha ordenado hacer es lo mismo que fuentes sin agua, nubes sin lluvia, y ramas sin fruto.
A medida que disfrutamos fervientemente de Su presencia y nos calentamos en Su amor, al mismo tiempo siento gran temor delante de Él y ante la presencia de Su pueblo. Mi mayor temor es fallar en cumplir en mi corazón y vida las expectaciones que Dios espera de mí, y no tanto del temor al poder que tiene para enviarme la muerte y terminar con mi existencia terrenal, aunque la verdad es que tiene poder para hacerlo en Su soberanía cuando así lo desee. No quiero fallarle a Dios. Preferiría disfrutar de la sonrisa de Su gracia que sufrir el castigo de Su ira. Cualquiera de esas dos consecuencias que experimente, dependerá, de mis relaciones con Él. Deseo ardorosamente que me venga lo que es justo, sin importar las consecuencias de tal alternativa. Es mejor colocar tales consecuencias en Sus manos que el sufrir eternalmente por haber escogido la alternativa errónea. Dios no está jugando juegos con Su pueblo. Desde aquí hasta el rapto no hay tiempo para, ni tampoco tolerará, la interferencia de la carne para impedir lo que Él nunca ha hecho con alguna otra generación anterior de Su pueblo: y es la meta de llevarlo a la perfección sobre Sus propios términos, preparando de esa manera Su Novia en este mundo antes de raptarla para llevarla a la Fiesta de las Bodas del Cordero. Nada podrá impedir que este evento tome lugar. Ocurrirá a pesar de la oposición de las puertas del infierno. No hay nada más seguro y definido que el plan supremo de Dios para Su Iglesia. ¡Por supuesto que no fracasará!
LA REORGANIZACIÓN
Aunque los pasos definidos y positivos que condujeron a la reorganización de La Iglesia de Dios, anteriormente operando bajo el nombre de Iglesia de Dios de la Profecía, comenzaron en agosto de 1992, muchos de nuestro pueblo todavía no están conscientes de lo que está pasando en relación a este gran movimiento de Dios. Miles de los santos, muchos de los cuales aun están en la Iglesia de Dios de la Profecía, están conscientes de que hay algo drásticamente erróneo en su organización. Saben que la presencia y poder de Dios ya no se sienten como solían sentirlo en sus iglesias. Con todo, no saben la raíz que ha causado esas condiciones existentes entre ellos. Por muchos años ellos fueron la Iglesia que una vez tenía el favor y dirección de Dios, pero que comenzaron a apartarse de las relaciones vitales con Él al entretener inocentes rasgos de herejías y falsas enseñanzas. Estas finalmente llegaron a madurar y a ser notorias en la predicación y prácticas de sus ministros liberales y de mentalidad sensual, y de laicos que fueron atraídos por esas actividades erróneas; luego las expresaron públicamente en las Asambleas Generales de 1990, 1991, Y 1992. Una desviación del proceso teocrático ocurrió durante la reunión del presbiterio del 30 de abril al 2 de mayo de 1990, a la cual se hace referencia actualmente como la "Reunión de los Supervisores para la Selección de un Supervisor General Interino". Pero ocurrió que seleccionaron un Supervisor General por mayoría de votos más bien que por el acuerdo unánime, que había sido la práctica bajo el gobierno teocrático. En la Asamblea General de 1991, el Supervisor General hizo la declaración de que era aceptable recibir miembros en la Iglesia usando anillos de matrimonio, en contradicción a la 26ta enseñanza de las veintinueve enseñanzas prominentes ya aprobadas por la Asamblea General de la Iglesia, abriendo de esa manera el sendero hacia la falta de respeto más intrusa y publica contra la enseñanza por el uso sin restricciones de toda clase de joyas y maquillajes excesivos. Además, en la Asamblea General de 1992 conducida en Louisville, Kentucky se demostró otra partida del proceso teocrático al no permitir que el Comité de Asuntos y Preguntas hiciera su informe abierto para la discusión de parte de la Asamblea General, a fin de aceptar o rechazar los asuntos pertinentes a la Iglesia como un todo. El informe fue presentado como algo "solamente para información", y no fue aceptado por la Asamblea General, aunque su contenido fue publicado en las Minutas de la Asamblea General de 1992. Estas desviaciones de la corriente principal de La Iglesia de Dios y del favor y dirección divina son meramente ejemplos de desviaciones adicionales en progreso para el tiempo presente, y otras bajo consideración para el futuro. Usted puede estar seguro de que el diablo no se detendrá en su obra maligna por destruir totalmente esa organización, hasta que el espíritu de decepción la lleve al nivel del suelo en apostasía y falsa doctrina. Dios tiene otros planes para La Iglesia de Dios, la continuación de la Iglesia de los últimos días, como fue revelada en el 1903 a A. J. Tomlinson y otros para que se levantara de los escombros del Oscurantismo para concluir el plan de Dios para Su Iglesia. Los que se preocuparon lo suficientemente como para protestar contra la herejía, pueden ser comparados con los trescientos hombres valientes de Gedeón para confrontar cualquier oposición, para soportar cualquier persecución, para tolerar cualquier consecuencia, para osar andar en las "sendas antiguas" y para levantarse firmes y sin pedir disculpas en pro de la proclamación de la verdad eterna, estuvieron listos en julio de este año cuando el Espíritu Santo llamó a una Asamblea Solemne para dirigirnos a la separación del elemento de error y apostasía a fin de continuar como la verdadera Iglesia de Dios como fue revelada al principio con su gobierno teocrático. Este gobierno había sido dejado de lado en el 1990. La separación nos dejó en la corriente principal de la voluntad directa de Dios y en obediencia a la teocracia genuina, pero nos quedamos por así decir con las ropas que vestíamos. La administración del elemento de error continúa en control de todas las propiedades y valores que usted y yo, por un periodo de años y con grandes sacrificios personales, ayudamos a acumular y mantener. Hasta este punto, la administración de esa organización ha rehusado considerar la idea de compartir tales propiedades y valores con nosotros, aun cuando se le escribió una carta a la administración solicitando una reunión para discutir tal asunto de manera honesta, cristiana y de mayordomía integra y para la consideración de nosotros los que habíamos dado sacrificadamente para hacerlas posible para el uso en la obra del Señor. Hasta la fecha, este asunto ha sido dejado en las manos del Señor y aquellos encargados de la administración de tales bienes.
LOS EFECTOS DE LA DIVISIÓN
Los efectos de una división y la separación consecuente de una organización eclesiástica son siempre devastadoras en muchos aspectos, aun cuando hay tiempos en los que tal separación es inevitable a causa de que es obrado por la mano de Dios para volver a traer Su plan y revelación original de vuelta al principio después de haber ocurrido tal desviación. Esto fue lo que ocurrió en la Iglesia de Dios de la Profecía, en la cual muchos de nosotros invertimos tantos años de servicio y recursos económicos. Para el tiempo en el cual hacíamos eso, hasta la reciente apostasía y desviación, el favor de Dios estaba sobre la Iglesia que operaba en conformidad a la voluntad divina bajo el nombre de la Iglesia de Dios de la Profecía. Para ese tiempo era la verdadera Iglesia de Dios y operando bajo un gobierno teocrático, Cuando ésta dejó de honrar y sujetarse al plan del gobierno de Dios, siguiendo el gobierno y doctrinas de los hombres, algo tenía que hacerse para traer de vuelta la institución divina a las sendas antiguas y para andar en armonía con la Palabra de Dios.
Dios conocía los corazones que estaban heridos y que no permanecerían tranquilos e indiferentes viendo la Iglesia siendo destruida por los poderes de las tinieblas. Él citó Su pueblo a una Asamblea Solemne en el mes de julio de 1993, después del rechazo de un llamado a una Asamblea Solemne en el 1984— nueve años atrás—de parte de la Iglesia de la Profecía en ese tiempo. En la Asamblea Solemne de 1993, Dios nos trajo de vuelta a la teocracia. Esta es la razón por la cual estamos en esta Asamblea General. Estamos aquí para continuar la obra del Señor en su revelación y estructura original.
Aunque esta separación es obra de Dios y resultará en gran gozo y triunfo en sus etapas finales antes del rapto, en su despertar hay incontables sufrimientos, malos entendidos, divisiones, y obras perversas de Satanás. Jesús lo expresó bien claro cuando dijo: "¿Pensáis que he venido á la tierra a dar paz? No, os digo; mas disensión. Porque estarán de aquí adelante cinco en una casa divididos; tres contra dos, y dos contra tres. El padre estate dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra" (Lucas 12:51-53). A pesar de que este drama sin duda que ha sido actuado en generaciones pasadas, jamás ha sido más grafico que en la presente separación. Jamás hubo una división mayor entre las familias y amigos como la que está ocurriendo al presente tiempo. Estas divisiones son el resultado de alternativas personales. Algunos van a rechazar, desacreditar, y censurar lo que Dios está haciendo en este asunto, pero otros lo reconocerán y aceptarán como la obra y voluntad del Padre. Ellos se adelantarán para ir al paso con todo su corazón, mente, y alma. Otros lo rechazarán para su propia destrucción eterna. Estos tiempos no pasarán apacible y fácilmente. Están envueltos tanto los elementos de las emociones humanas como los sentimientos bien cimentados e incrustados en las mismas fibras del hombre natural. Ellos resisten cualquier esfuerzo al cambio, aun cuando el Espíritu Santo urge lo contrario. El otro elemento es el poder invisible y convicción del Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad que confiere ánimo para abrazar y seguir la verdad sin importar las consecuencias. Cuando estas dos fuerzas o elementos se encuentran, es como la ley de la física, la cual dice que cuando una fuerza irresistible se encuentra con un objeto inmovible, algo tiene que dar, Lo que determinará el destino eterno de muchas almas en esta cuestión. Esto nos deja ver cuán seria es la operación de Dios y cuan seguro debemos estar de lo que estamos haciendo si es que deseamos evitar ser pesados en las balanzas y ser hallados faltos.