HISTORIA Y GOBIERNO

Estudios de La Iglesia de Dios

Por Walter Lofton, Historiador de la Iglesia.

En la 16a Asamblea en 1921, se adoptó una Constitución para gobernar la Iglesia. El Supervisor General leyó el documento a la Asamblea. Se dio un tiempo de preguntas, y algunos vinieron adelante, después de lo cual la Asamblea lo aceptó en el debido orden. No hubo manifestaciones especiales del Espíritu ni exclamaciones de alabanza por la membresía mencionada en las Minutas en relación con la aceptación de la Constitución. Después de esto, la Asamblea avanzó sin algarabía hacia los nombramientos y los informes de varios comités.

No intentaremos registrar aquí el texto de la Constitución. Se puede encontrar en reproducciones de las Minutas de Asamblea que están disponibles en la librería de nuestra Iglesia. En resumen, constaba de un Preámbulo y ocho Artículos. Artículo 1: Objetivo de la Organización; Artículo 2: Membresía; Artículo 3: Gobierno; Artículo 4: Oficiales; Artículo 5: Judicial; Artículo 6: Finanzas; Artículo 7: Educación; Artículo 8: Enmiendas. Un análisis de su contenido muestra fácilmente que se trataba de una desviación importante del gobierno de la teocracia y de tomar la Biblia como nuestra regla de fe y disciplina, ya que las discusiones y las cuestiones doctrinales eran resueltas por los ancianos y un tribunal de jueces en lugar de la Asamblea General en sesión. Incluso se cambió sutilmente el nombre de la Iglesia, el cual pasó desapercibido.

En su Mensaje Anual ante la 17ª Asamblea en 1922, el Supervisor General lamentó el grave error que había cometido la Asamblea al adoptar la Constitución. A continuación, se presenta algunos extractos sobre el tema: “Considero que cometimos un grave error hace un año cuando adoptamos lo que llamamos nuestra constitución. Cuando me di cuenta de lo que habíamos hecho a principios de este año, me asusté y nunca he estado libre de este miedo. Me temo que Dios nos ha estado atormentando para traernos de vuelta a nuestros sentidos. Casi todas las iglesias han tenido problemas este año, más o menos, de una forma u otra. Apenas una ha escapado. Y que yo sepa, esta ha sido la causa directa de algunos de los problemas, y en otros casos ha sido la causa indirecta de los problemas. Siento que el bello rostro del Cuerpo de Cristo ha sido desfigurado” (Mensajes Anuales Históricos, Vol. 1; pág. 198).

Continuó diciendo: “Satanás debe haber pensado que nos había puesto la cubierta sobre los ojos para introducirse cuando preparamos y adoptamos esa constitución. Confieso que esto estaba sobre mis ojos, y sin duda todos fuimos sinceros en nuestras decisiones y acciones. Pero me desperté de mi estupor hace varios meses, y, con la ayuda del Señor, no seré engañado por la influencia de su majestuosidad satánica otra vez. Me siento en la obligación divina de presentar todos estos temas a esta Asamblea; entonces, cuando haya terminado, la responsabilidad recae sobre usted. Lo que he dicho ha sido en el temor de Dios. Puedo caer avergonzado y derrotado ante esta Asamblea, pero si lo hago, caeré luchando por la libertad del yugo irritante de esa constitución, que es el preámbulo de las leyes, disciplina y castigo si se continua.

Busco el favor de Dios y me siento determinado a honrar la Biblia. Amo la Iglesia lo suficiente como para defender sus principios divinos y sagrados. Amo a los hermanos lo suficiente como para abrirles mi corazón en el momento adecuado. Debo interponerme entre ellos y el peligro. Creo que Dios me ha perdonado por usar mi influencia para lograr que el documento fuera aprobado en la Asamblea del año pasado. Les pido que hagan lo mismo. No pretendo haber alcanzado el estado de perfección absoluta, solo soy un hombre, pero confió en que soy un hombre de Dios” (Mensajes Anuales Históricos, Vol. 1; pág. 204).

“Las Minutas de Asamblea nunca han sido consideradas como leyes a seguir hasta hace muy poco tiempo. Ellas solo se consideraban como registros que mostraban lo que se había excavado en el Libro, y el Libro seguía siendo nuestro libro de leyes…Sólo hay una cosa que hacer, y puedo perder mi posición por decirlo, y es anular todo y hacer un registro al efecto y, en la medida de lo posible, incluso borrarlo de nuestra memoria, y volver a levantar el Libro alto en el aire y declarar: ‘ESTA ES NUESTRA ÚNICA REGLA DE FE Y PRÁCTICA.’ No disciplina, pero este, este bendito antiguo Libro, ¡Cómo lo amo hoy!” (Mensajes Anuales Históricos, Vol. 1; pág. 199).

En vez de hacer lo que el Supervisor General pidió, la Asamblea, influenciada por unos cuantos hermanos rebeldes, se pusieron a trabajar, más decididos a seguir adelante e incluso fortalecer su posición temeraria contra el camino de la Verdad revelado y aceptado. Como resultado, la Iglesia experimentó el fruto venenoso de una amarga ruptura con dos grupos que continuaron operando bajo el nombre de Iglesia de Dios.

En la 19ª Asamblea de 1923 se reunieron unos pocos cientos de miembros fieles, bajo el liderazgo dedicado de A. J. Tomlinson como Supervisor General. En esta distinguida Asamblea que siguió a la división de unos pocos meses antes, la Iglesia anuló la Constitución. El Comité sobre el Gobierno Bíblico presentó una recomendación en este sentido a la Asamblea, que fue aceptada con gozo y por unanimidad. Las Minutas registran el siguiente informe: “Luego, en tono solemne, el hermano Tomlinson habló lentamente mientras miraba su reloj y le pidió a la secretaria que tomara nota: ‘A las 4:30 p. m., el 23 de noviembre de 1923, la Asamblea se sacudió el yugo irritante de la constitución y fue libre. ¡Y con la ayuda del Señor esto será para siempre!’’’ Una vez más, la Iglesia podía sostener la Biblia y declarar que era su única regla de fe y práctica.

Después de esta amarga separación en 1923, existían dos organizaciones en Cleveland, Tennessee, que afirmaban ser la Iglesia de Dios: la Iglesia de Dios con A. J. Tomlinson como Supervisor General y la Iglesia de Dios con F. J. Lee como Supervisor.

En la 18ª Asamblea en 1923, el Supervisor General reflexionó sobre una parte de su discurso a la 17ª Asamblea sobre la condición general de la Iglesia. Dijo: “Reflexionando sobre los últimos tres o cuatros años, ahora puedo ver cómo hemos ido desviándonos lentamente hacia hacer de la Asamblea un cuerpo legislativo en lugar de simplemente un cuerpo judicial como se ha afirmado hasta ahora”. También dijo: “La Iglesia de Dios es un Gobierno Teocrático, administrado por la dirección inmediata de Dios. Pero esta constitución y otras medidas que le precedieron la han convertido en Oligarquía, un gobierno en el que el poder supremo está en manos de unos pocos”.

La Constitución fue el documento final de desviación de la teocracia bíblica y fue rechazada por la Asamblea en 1923 por el grupo dirigido por A. J. Tomlinson. Esto regresó a la Iglesia al estado de verdadera teocracia y de regreso al favor de Dios. Como nota histórica, el grupo dirigido por F. J. Lee anuló la Constitución de su organización en 1926. La Constitución nunca fue realmente necesaria y no sirvió para ningún buen propósito. Como correctamente insinuó A. J. Tomlinson, fue un instrumento usado por Satanás para sembrar discordia e interrumpir la operación y el avance del Cuerpo de Cristo, La Iglesia de Dios.

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