Por James Horne, Coordinador General del AMIP
Hace 115 años, el 12 de enero de 1908, A. J. Tomlinson recibió el bautismo del Espíritu Santo que tanto había buscado. Su testimonio de recibir este don ha quedado registrado en nuestra historia y nos habla de una visión que tuvo en la que recorría el mundo predicando. Este derramamiento fue un cambio de vida para él y ungió su ministerio a un nuevo grado de fervor y poder.
Mientras trabajaba en mi oficina, recientemente, me senté por un momento y comencé a mirar los recuerdos de la Iglesia y los artículos históricos que se mostraban en todo el cuarto. Mis ojos se posaron en un pequeño himnario titulado, El Canto del Evangelista Torbellino en Acción – 30 de los Cantos de La Iglesia de Dios Llenos de Fuego. Pensé en los fuertes movimientos del Espíritu Santo que he sentido en mi propia vida. Estos movimientos no fueron inventados ni fingidos; pero eran genuinos, poderosos y cambiaban vidas. Mientras miraba ese pequeño himnario y otras fotos, pensé que nuestros Jóvenes tal vez no conozcan completamente la importancia y el poder del Espíritu Santo en nuestros días. Pensé que algunos, en lugar de anhelar más de Dios y regocijarse en el Espíritu Santo, verían Su movimiento con algo de desdén y vergüenza, sin querer ceder ni esforzarse para hacer tales cosas. En lugar de buscar el don y querer estar lleno del Espíritu Santo, algunos pueden parecer satisfechos de estar sin Él. He oído hablar de algunos que son muy críticos con estos movimientos en los servicios, considerándolos absurdo, e incluso algunos han bromeado sobre tal o cual aspecto cuando hicieron esto o aquello. He oído que se dice en otras iglesias que ellos ya no hacen esas cosas del Espíritu Santo. Algunos incluso han declarado que no son Pentecostales sino semi-costales. Aunque La Iglesia de Dios no es una iglesia Pentecostal, sino una institución divina de Dios, no podemos perder el poder del Espíritu Santo obrando en medio de nosotros. No podemos volvernos demasiado sofisticados o sentir que estamos por encima del mover del Espíritu Santo, no sea que seamos hallados muertos espiritualmente y preguntándonos por qué nuestros servicios carecen del poder y la convicción que solíamos tener.
Tampoco podemos abaratar el Espíritu Santo tratando de estimular los servicios con manifestaciones en la carne. Algunos pueden ser todo sobre demostraciones, pero carecen de la profundidad y el poder permanente que el Espíritu Santo realmente trae. Tal vez estos esfuerzos tipo incendio forestal contribuyen al desdén que se hace referencia, o cuando se ve infidelidad y falta de santidad o de verdadera dedicación de los que son más aptos para exhibir estas cosas, los aparta de ello. El verdadero poder del Espíritu Santo no es algo que podamos encender y apagar. Incluso hablar en lenguas no es algo que hacemos por nosotros mismos, sino que el Espíritu se mueve sobre nosotros. Él ungirá y bendecirá la predicación de la Palabra de Dios y nunca la contradecirá.
Sus movimientos no traerán confusión (lo que indica los muchos espíritus y “movimientos” que hay en el mundo religioso que claramente no son ordenados por Dios). El Espíritu Santo no puede ser reemplazado por el intelecto del hombre, la tecnología o los ministerios de las redes sociales que carecen de poder, toque personal y experiencia.
Nuestros antepasados fueron muy perseguidos por su creencia en el Espíritu Santo y fuego. Era algo por lo que ellos estaban dispuestos a luchar y buscar con avidez. Una persona que es salva, santificada y llena del Espíritu Santo no debe tener altibajos espirituales, sino ser sólida y avanzar hacia la perfección. Solo toma unos momentos de mirar nuestra historia para ver cuán importante fue y es el Espíritu Santo para la obra de La Iglesia de Dios. Señor, ¡ayúdanos a volver al antiguo poder del Espíritu Santo obrando en medio de nosotros, “Lleno de Fuego! Como se menciona en ese pequeño himnario.
Dios sigue siendo el mismo y no ha cambiado ni cambiará jamás. Si podemos hacer que nuestra gente tenga hambre de Sus movimientos genuinos y si nuestros jóvenes pueden ser verdaderamente santificados y llenos del Espíritu Santo, ellos no se dejarán influir fácilmente. Cuando todos puedan recibir una revelación divina de la Iglesia, ¡serán celosos y genuinamente conmovidos por la gran obra de este último día! ¡Que se encienda un fuego como las zorras de Samsón en nuestros días y despierte el hambre en otros por ese espíritu antiguo de la Iglesia! Lo hará si estamos “siguiendo la estrella”. La Biblia dice: “…El celo de tu casa me comió” (Jn.2:17).
Propongámonos hacer del 2023 un año de entrega total al Espíritu Santo y de agradecimiento por Su mover en estos últimos días.