CONTRA EL ABORTO 5>
Oscar Pimentel, Supervisor General de La Iglesia de Dios.
Me parece oportuno en este momento dirigir nuestra atención a otro tema gravísimo que, en los últimos meses, ha sido noticia en este país, pero afecta al mundo entero. “Una hoja informativa que cuenta la cantidad de bebés asesinados en abortos desde 1973 presenta noticias desgarradores…Las nuevas cifras del Comité Nacional del Derecho a la Vida muestran que casi 63.5 millones de bebés han muerto en abortos desde que la Corte Suprema legalizó el aborto en Roe v. Wade en 1973 (7 de enero de 2022, Life News).
El 24 de junio de 2022, Christian News informó: “Después de casi 50 años de derramamiento de sangre legalizado de niños no nacidos en nombre de los derechos de las mujeres, la Corte Suprema de los Estados Unidos anuló la decisión de 1973 de Roe v. Wade y envió el asunto del aborto de vuelta a los estados”. Ese mismo día, el Christian Post informó: “En una decisión publicada el viernes… el tribunal supremo dictaminó 6-3 que confirma la Ley de Edad Gestacional de Mississippi, que prohíbe la mayoría de los abortos después de la semana 15 de embarazo. Con Roe v. Wade anulado, 21 estados prohibirán por completo o restringirán el aborto más severamente que ahora, mientras 16 estados continuarán permitiendo el aborto durante la mayor parte o la totalidad del embarazo…”
¿Tiene la Biblia y la Iglesia algo que decir sobre el aborto (que se define como la terminación de un embarazo, la expulsión inducida de un feto humano que resulta en la muerte del embrión o feto)? La Biblia tiene mucho que decir acerca de matar a los inocentes y proteger a los indefensos, lo que incluye, entre otros, a los bebés no nacidos y a los niños pequeños. En los tiempo del Antiguo Testamento cuando Dios habló a Su pueblo dijo que: “… se mezclaron con las gentes, y aprendieron sus obras. Y sirvieron á sus ídolos; los cuales les fueron por ruina. Y sacrificaron sus hijos y sus hijas á los demonios; Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron á los ídolos de Canaán: Y la tierra fué contaminada con sangre” (Sal. 106: 35-38), recordándoles el mal que cometieron cuando se moldearon a sí mismos como los paganos y mataron a sus propios hijos inocentes. Sin duda, en la parte superior de la lista de los que se consideran inocentes y totalmente indefensos, están los bebés no nacidos y los niños pequeños que no pueden defenderse. Dios no pasa por alto la matanza de inocentes y el derramamiento de sangre. Tal acto por parte de Su pueblo u otra cosa es detestado por Él.
Ninguno de los escritores de la Biblia se atrevió jamás a hablar en nombre de la ciencia o desde el punto de vista de haber escuchado el latido del corazón de un bebé, y estaban muy lejos de tener la tecnología que permite ver a un bebé a través de un ultrasonido. Pero alguien en nuestro tiempo ha escrito desde ese mismo punto de vista. Un extracto de un artículo encontrado en BibleResources.org titulado “El Punto de Vista Científico del Aborto” dice: “Apenas 18 días después de la concepción, el corazón del bebé comienza a latir. A las seis semanas, se puede medir las ondas cerebrales. A las ocho semanas, los órganos vitales están funcionado y se han formado huellas dactilares. A las nueve semanas, el feto puede sentir dolor. Mas de 700,000 abortos cada año se realizan después de este punto de embarazo. Al comienzo del segundo mes, el niño por nacer, a pesar de lo pequeño que es, ha comenzado a verse claramente humano, ¡aunque es posible que la madre ni siquiera se dé cuenta de que está embarazada! Cuando el bebé tiene once semanas, él o ella respira (liquido), traga, digiere, duerme, sueña, despierta, saborea, oye y siente dolor. Los bebés que nacen prematuros pueden sobrevivir fuera del útero a las 20-25 semanas de gestación. Además, todo lo que es necesario para hacer que el bebé sea un ser humano ya está allí desde el momento de la concepción. Todo lo que necesita es tiempo para madurar”.
Bernad Nathanson, Doctor en Medicina y exabortista, afirma: “En el diminuto, casi invisible blastocisto de treinta y dos células, en ese gramo de tejido, hay un potencial físico y un destino moral sin precedentes en nuestro universo. A su lado, un gramo de plutonio es una banalidad: el plutonio no puede componer una sinfonía, no puede curar el cáncer, no puede planear nuestro rumbo hacia las estrellas”. En otro extracto de BibleResources.org dice: “…la vida comienza cuando Dios la crea, no en algún momento posterior cuando ha crecido hasta parecerse a un recién nacido. Dios no juzga las cosas según su etapa de desarrollo como tienden a hacerlo los humanos…hasta el más pequeño embrión es objeto de Su amor y cuidado. Dios ve cada una de nuestras vidas en el ámbito de nuestra existencia total, ya sea que seamos aún no nacidos, una joven en la flor de su vida o un anciano en su lecho de muerte…”
Un Subcomité Judicial del Senado de los Estados Unidos invitó a expertos a testificar sobre la cuestión de cuándo comienza la vida. Todas las citas de los siguientes expertos provienen directamente del registro oficial del gobierno de su testimonio sobre la cuestión de cuándo comienza la vida:
El Dr. Alfred M. Bongiovanni, profesor de pediatría y obstetricia de la Universidad de Pennsylvania, dijo: “He aprendido de la educación médica más antigua que la vida humana comienza en el momento de la concepción…Sostengo que la vida humana está presente a lo largo de toda esta secuencia desde la concepción hasta la edad adulta y que cualquier interrupción en cualquier punto durante este tiempo constituye una terminación de la vida humana… No estoy preparado para decir que estas primeras etapas [de desarrollo en el útero] representan un ser humano incompleto de lo que estaría para decir que un niño antes de los efectos dramáticos de la pubertad…no es un ser humano. Esta es la vida humana en cada etapa”. El Profesor Hymie Gordon, de la Clínica Mayo: “Según todos los criterios de la biología molecular moderna, la vida está presente desde el momento de la concepción”. El Dr. Watson A. Bowes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado: “El comienzo de una sola vida humana es desde un punto de vista biológico un asunto simple y directo: el comienzo es la concepción. Este simple hecho biológico no debe distorsionarse para servir objetivos sociológicos, políticos o económicos”. Ashley Montague, un genetista y profesor de Harvard y Rutger, no simpatiza con la causa Provida. Sin embargo, afirma inequívocamente: “El hecho básico es simple; la vida comienza no en el nacimiento, sino con la concepción”. (epm.org).
A juzgar por lo que leemos en la Biblia, los escritores inspirados simplemente hablaron desde un sentido teológico común y entendieron que la vida se origina en el vientre cuando Dios comienza la obra de crear la vida. Cuando miramos la Palabra de Dios, ella habla de concepción, embarazo y nacimiento en términos de vida real y no mera vida potencial. El Salmo 51:5 dice: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”: concepción. El Salmo 139:13 dice: “Porque tú poseiste mis riñones; Cubrísteme en el vientre de mi madre”: embarazo. Lucas 1:31; 2:6, 7: “Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre Jesús…Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de parir. Y parió á su hijo primogénito” : nacimiento. Estos no parecen ser etapas separadas de la vida, sino partes de un rango de vida que comienza en la concepción.
Dios, quien crea la vida humana, está íntimamente implicado en Su obra. ¿Dónde se originó el diseño de un ser humano? En la mente de Dios, por supuesto. Él es quien ve a los bebés en el vientre, y ellos son hechura y diseño de Su mano. El Salmista dijo: “Porque tú poseiste mis riñones; Cubrísteme en el vientre de mi madre…porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, y mi alma lo conoce mucho. No fué encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fuí formado, y compaginado en lo más bajo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Sal. 139:13-16; Lea también Eclesiastés 11:5). Una y otra vez la Biblia nos asegura que los bebés están bajo la atenta inspección de Dios en el secreto y en la oscuridad del vientre y que los misteriosos comienzos de la vida no están determinados por el tamaño del bebé o su distancia del canal de nacimiento. ¡La Palabra de Dios es el único factor determinante!
Jeremías 20:17 indica que la vida se origina en el vientre: “Porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre concebimiento perpetuo.” ¿Cómo puede uno ser asesinado si no está ya vivo? Jeremías señaló que él tenía vida en el útero y podría haber sido asesinado allí. Su madre pudo haber sido su tumba, es decir, puedo haber muerto en su vientre, pero estaba vivo y permaneció así. Lea la Biblia y encontrará que cuando se habla de los no nacidos, se les describe como seres completamente humanos. Mientras Jacob y Esaú aún estaban en el vientre de su madre Rebeca, dice la Biblia: “Y los hijos se combatían dentro de ella…” (Gn. 25:22). ¿Notó a “los hijos” luchando? Cuando el ángel vino a María, le dijo: “Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes á ella…” (Lc. 1:36). ¿Lo entendió? Un “hijo” en su sexto mes de embarazo. Cuando ella fue a visitar a su prima, la Biblia registra (Lucas 1:41, 44) que la “criatura saltó” en el vientre de Elisabet. ¡Había vida en el vientre!
El siguiente pasaje es relevante ya que aborda el valor de la vida del no nacido desde la perspectiva de Dios. Éxodo 21:22-25 dice:“Si algunos riñeren, é hiriesen á mujer preñada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, será penado conforme á lo que le impusiere el marido de la mujer y juzgaren los árbitros. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”. En los tiempos del Antiguo Testamento, si los hombres que estaban peleando lastimaban a una mujer embarazada y “ésta abortare” (el niño salía prematuramente), porque habían puesto en peligro a la madre y al bebé, eran considerados responsables y castigados de acuerdo con su crimen. El valor del bebé no era menor que el de un humano adulto y era tratado como tal. Si la madre o el bebé morían, entonces era “vida por vida, ojo por ojo” , esto es, el hombre o los hombres responsables serían ejecutados. El valor de ambas vidas, especialmente la vida del bebé indefenso ocupaba un lugar muy alto en los ojos de Dios. Decir que los bebés, nacidos o por nacer, son especiales para Dios es quedarse corto y dado que son especiales para Él, deberían ser especiales para todos. (Lea Salmo 127:3-5).
Hay muchos más versículos de la Biblia que hablan de la participación íntima de Dios en la creación de la vida humana y Su obra de formar bebés en el vientre (Jeremías 1:4, 5; Job 31:15; Isaías 44:2; Isaías 46:3, 4; Job 10:8-12). Dios ordenó y puso en movimiento todas las cosas necesarias, visibles e invisibles, que dan vida y dan existencia a lo que se concibe en el vientre. Cuando el Dador de la Vida inicia la obra de crear vida, ¿quién es el hombre para quitarle esta obra de Sus manos? Ya que Dios está tan activamente involucrado en este trabajo especial, uno no puede dejar de pensar que le duele y le da pesar ver lo que ha estado pasando en el mundo con respecto a este tema.
Cualquiera que haya leído estadísticas sobre embarazos, nacimientos y abortos en todo el mundo ha visto las asombrosas cifras. Por supuesto, las personas de buena moral y aquellas que viven sinceramente de la manera bíblica están persuadidas más allá de toda duda de que un bebé abortado es demasiado. Cada año, se estima que ocurren 205 a 211 millones de embarazos en todo el mundo y alrededor de 46 a 56 millones de ellos terminan en aborto inducido. ¿Quién podría siquiera pensar en dañar a un bebé no nacido inocente e indefenso? Usted no, ni yo, pero ha estado sucediendo. Lo trágico es que está siendo defendido por hombres, mujeres, y supuestas madres y padres en todos los niveles de la sociedad, por médicos que se supone que están en la primera línea de preservación de la vida, por políticos y por los llamados “ministros del evangelio” y “cristianos”.
En 1981, en la 76ª Asamblea General, la Iglesia dejó constancia de su recomendación en contra del aborto. El siguiente es el registro oficial: “Ha sido llamado la atención de este comité por cartas, comentarios y testimonios de abortos reales que involucran a nuestras familias de nuestra iglesia. Esto parece ser una gran preocupación para muchos supervisores, pastores y miembros de la iglesia en la iglesia en general. El aborto es un tema de preocupación en los círculos políticos y religiosos con aportes médicos profesionales sobre en qué momento comienza la vida en el útero. No parece beneficioso para la Iglesia enredarse en los conceptos actuales de las ciencias políticas y médicas sobre cuándo comienza la vida, y los argumentos teológicos sobre en qué punto llega a existir el alma. Sin embargo, sabemos que la vida de una persona se origina en el útero. Entendemos que abortar voluntariamente esa vida constituye asesinato. El Señor dijo: “No matarás” (Mt. 19:18). Se afirma además en las Escrituras, “ningún homicida tiene vida eterna permaneciente en sí” (1 Jn. 3:15). Por lo tanto, recomendamos que esta Asamblea se pronuncie aconsejando en contra del aborto. (Informe del CAP, Sec. 5, pág. 136).”
Confió en que el Señor me ayudará a decir lo siguiente de la manera más suave posible y con todo respeto a la multitud de consejeros. La terminología que “aconsejando en contra del aborto” no parece correcta cuando la Biblia dice: “No mataras”. Cuando vivimos en una era como la nuestra, donde el elemento mundano no ve absolutamente nada de malo en abortar bebés en el útero en cualquier etapa y va tan lejos como para poner su sello de aprobación en la idea de abortar un bebé incluso después de que haya nacido (un acto conocido como infanticidio), la Iglesia debería ser mucho más audaz en su posición. Cuando podemos ver tan claramente en las Escrituras que el asesinato de bebés inocentes es pecado, me parece que la Iglesia tiene una clara responsabilidad como la luz del mundo. Sería aconsejable que la Asamblea simplemente dejara constancia “estar en contra del aborto”.
Dejaré este tema compartiendo una publicación publicada en un foro en línea el día que la Corte Suprema de EE. UU. revocó a Roe v. Wade. Lo encontré alentador, sabio y directo. Fue hecho por una de nuestras ministros que está felizmente casada y tiene hijos propios. Lo siguiente es lo que ella escribió:
“Roe v. Wade. Proelección o Provida. Ha habido muchas cosas en Facebook sobre el intento actual de revocar esta decisión (y ahora el éxito de ese intento). He visto multitud de opiniones diferentes. Algunas de las cuales me preocupan y otras me inspiran. Sin embargo, hay un punto que siento que Dios me insta a compartir cuando me despertó a las 2 a.m. para escribir esto.
“Leí una publicación en particular que acaba de estar en el fondo de mi mente y ha cambiado mi punto de vista sobre este asunto. Mencionaba ser Provida, es decir, por la vida de las mujeres. Y enumeró una larga colección de escenarios que, en verdad, me hicieron temblar. No puedo comprender esas situaciones, además, bajo esas circunstancias desesperadas, incluso puedo ver dónde, a menudo, la única solución podría ser un aborto. Es decir, si Cristo no estuviera en la escena. Las siguientes son respuestas a algunos extractos de la publicación que leí sobre algunas situaciones en las que el aborto es aparentemente la “única opción”. Estas situaciones enumeradas me han abierto los ojos de que, como cristianos, no podemos centrarnos solo en el hecho de que está mal asesinar a un bebé. Un gran argumento en el rincón de Proelección es que a la mayoría de los defensores de la vida no les importa el bebé después de que nazca o la madre. A veces es fácil caer en el error de centrarse únicamente en el argumento en cuestión. Pero ¿qué es lo que JESÚS realmente quiere que se les diga a estas madres? ¿No se reduce realmente al ultimátum de la madre o del bebé para lograr la felicidad y la sanidad? ¿O podría Jesucristo revelar un resultado en el que tanto la madre como el bebé salgan victoriosos de su circunstancia?
“Con eso en mente, digo esto a estas situaciones sacadas de la publicación mencionada anteriormente: A Becky, quien descubrió en su exploración anatómica de la semana 20 que el bebé que había estado tan emocionada de traer al mundo se desarrolló sin órganos vitales. El mundo le dice que un bebé muerto más temprano que tarde es su única opción viable para evitar la mayor angustia. Pero permítanme presentarles a Jesús, el hombre que hizo caminar a los cojos y ver a los ciegos. En mi vida, he visto bebés que iban a nacer sin cerebro o sin pulmón y con un corazón severamente deformado. Bebés que, no sobrevivirían fuera del útero, todavía están vivos y creciendo bien hoy gracias al poder sanador de Jesucristo. “Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados” (Is. 53:5).
“A Susan, quien fue agredida sexualmente en su camino a casa desde el trabajo, solo para darse cuenta de que su agresor plantó su semilla en ella, cuando obtuvo un resultado positivo en la prueba de embarazo un mes después. Conoce a Jesús, el Príncipe de paz. Los estudios han demostrado que los efectos psicológicos prolongados no provienen del bebé o del aborto, sino de la circunstancia que precipita el aborto. Susan no necesita un bebé muerto. Ella necesita ser sanada mental y físicamente por Jesucristo. Volver a conocer la paz después de que alguien se la arrebatara tan violentamente. “El sana á los quebrantados de corazón, y liga sus heridas” (Sal. 147:3). Eso es lo que Jesús vino a hacer y todos los que vienen a Él en fe verán que las situaciones imposibles todas obran para bien. Marcos 5:34: “Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva: ve en paz, y queda sana de tu azote”
“A Melissa, quien tiene dos trabajos solo para llegar a fin de mes y tiene que elegir entre llevar otro hijo a la pobreza o alimentar a los hijos que ya tiene porque su esposo la abandonó. Conoce a Jesús. El que saca dinero de la boca de un pez, da vasijas de aceite que nunca se acaban, le deja comestibles en su puerta de una fuente desconocida y dejaría a un contador rascándose la cabeza sobre cómo se ha mantenido a flote. Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme á sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Estos son solo algunos, pero pocos que engloban, quizás, el concepto de raíz de las innumerables situaciones de pesadilla en las que muchas mujeres se pueden encontrar hoy. Hacer una lista exhaustiva sería casi imposible. Y por eso muchos argumentan que ninguna situación es igual y que siempre hay excepciones a la regla. Entonces, ¿cómo se puede permitir el aborto en algunos, pero no en otros? ¿Cómo puede usted revisar cada caso con un peine de dientes finos de la moral del hombre para determinar el destino de cada situación? Y entonces, el mundo ha concluido todo o nada. Proelección o Provida.
“¡El diablo es tan repugnante! Él organiza todas las situaciones terribles y luego se ríe cuando las mujeres reciben la única solución hecha por el hombre, un bebé muerto. Por eso, amigos, para mí no hay Proelección o Provida. ¡Soy Pro-JESÚS! Me viene a la mente la letra de un canto que refleja perfectamente el corazón en el que fue escrito esta publicación. ‘Así que vengo a decirte que Él está vivo. Para decirte que Él seca cada lágrima que cae. Por eso vengo a decirte que Él salva. Grita y proclama que Él vuelve por ti”.
“El espíritu del Señor Jehová es sobre mí, porque me ungió Jehová; hame enviado á predicar buenas nuevas á los abatidos, á vendar á los quebrantados de corazón, á publicar libertad á los cautivos, y á los presos abertura de la cárcel; A promulgar año de la buena voluntad de Jehová, y día de venganza del Dios nuestro; á consolar á todos los enlutados; A ordenar á Sión á los enlutados, para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar del luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Is. 61:1-3).
Esto es lo que los cristianos de hoy deberían estar haciendo. Llevemos estos corazones rotos a Jesús donde pueden recibir la verdadera respuesta a su situación, no la curita del mundo. A todas las mujeres que se sienten perdidas, desesperanzadas y rotas, corran a Jesús. Corran a sus brazos y esto les dirá: “La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn. 14:27).
“Jesús dice que Su paz no es como la paz del mundo. Su paz realmente traerá la solución al dolor de lo que sea que usted esté pasando. No importa cuán desesperada sea, no hay situación que la sangre de Jesús no pueda cambiar. ¿No me cree? ¿Por qué no se arrodilla ante Él y lo averigua? “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, é iréis y oraréis á mí, y yo os oiré: Y me buscaréis y hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:11-13).