R. O. Covey, El Mensajero ala Blanca, 21 de enero de 1967

Hace varios meses escuché un sermón en el que el ministro mencionó el hecho, que de vez en cuando escuchamos a alguien hacer la pregunta: “¿Qué le está pasando a la Iglesia de Dios?” Haciéndolo en un sentido crítico (o quizás desanimado). Pero este ministro fue muy objetivo y optimista sobre la cuestión; de hecho, tanto es así que me sentí impresionado a escribir algunas frases de su mensaje para recordarme que lo pensara más.

Para aquellos que tienen una visión de la Iglesia de Dios como la institución divina de Dios operando en este mundo, solo hay una respuesta a la pregunta anterior: “¡LA IGLESIA DE DIOS ESTÁ MARCHANDO!” Cualquier otra respuesta admite una pérdida de visión, una negación de las palabras de los profetas y la declaración de Cristo mismo, la Cabeza de la Iglesia.

¿ERRÓ CRISTO cuando dijo: “…y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”? ¿Se equivocó el profeta Isaías cuando escribió, citando al Señor: “Por un pequeño momento te dejé; mas te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; mas con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo tu Redentor Jehová. Porque esto me será como las aguas de Noé; que juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti?” Vuelvo a preguntar: ¿fue Isaías un falso profeta?

Si Cristo y el profeta quisieron decir lo que dijeron, y si supieron de lo que estaban hablando, ¡la Iglesia de Dios sigue adelante! Y ella seguirá marchando, hacia adelante, adelante, hasta que en su perfección sea presentada a Cristo, ¡sin mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha!

¿O ESTABA PABLO EN UN ERROR cuando escribió esas famosas palabras? Si los escritos de Pablo no fueron inspirados, si los profetas fueron engañados, si Cristo fue simplemente demasiado entusiasta en su declaración acerca de la Iglesia, entonces, ¡toda esperanza que tenemos se hace añicos y somos los más miserables de todos los hombres! Porque, ¿no respondimos “lo prometo” al pacto sagrado?

“¿Promete usted sinceramente, en la presencia de Dios y estos testigos, que acepta esta Biblia como la Palabra de Dios—creer y práctica sus enseñanzas correctamente divididas—el Nuevo Testamento como su regla de fe y práctica, gobierno y disciplina, y andar en la luz a su mejor conocimiento y habilidad?”

Ahora, ¿quién es el que pregunta? “¿Qué le está pasando a la Iglesia de Dios?” ¿Sigue siendo la Biblia la Palabra de Dios? ¿Sigue siendo aceptable el Nuevo Testamento como nuestra regla de fe y práctica, gobierno y disciplina? ¿Estamos caminando en la luz cuando permitimos que las nubes oscuras de la duda nos hagan preguntarnos qué le está pasando a la Iglesia?

SI HAY ALGO MAL, la pregunta adecuada sería: “¿Qué nos está pasando a usted y a mí?” Usted o yo podríamos levantarnos como una arruga en la Iglesia. Usted o yo podríamos contaminarnos con el mundo o la carne y convertirnos en manchas en la Iglesia. Usted o yo podríamos encargarnos de promover astutamente doctrinas erróneas. Sí, usted o yo o cualquier otro individuo podríamos apartarnos de la fe; ¡pero ese herético fracaso cometido en el 325 D.C. nunca se volverá a cometer! Dios lo ha prometido, ¡y se asegurará de que Su Palabra permanezca!

Dios puede hablarme y yo puedo hacer oídos sordos. Incluso puede hablar con un grupo, una camarilla, y ellos se pueden reír de Él con desprecio. Pero cuando Dios le habla a Su Iglesia, ¡LA IGLESIA SE MUEVE! ¡Aleluya, aleluya! Cuando Él le dijo: “Despierta ... sacúdete del polvo”, ¡ella se levantó y comenzó a sacudirse de la basura de las edades! Cuando Él continuó diciendo: “...levántate y siéntate ...”, ella se levantó de entre los escombros y se sentó para escuchar más consejos.

Cuando Dios dijo: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu lumbre” se levantó la Iglesia, no en lo más mínimo desanimada porque las tinieblas cubrían la tierra y densa oscuridad los pueblos, sino optimista porque el mandamiento iba acompañado de la promesa, “mas sobre ti nacerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.”

SI PONEMOS PRESIÓN PARA OBTENER UNA RESPUESTA A LA PREGUNTA, “¿Qué pasa con Fulano de Tal o esto y aquello?” Haremos bien en dejar que el apóstol Juan nos diga “lo que está pasando.” Él dijo: “SALIERON de nosotros, mas NO ERAN DE NOSOTROS; porque si fueran de nosotros, HUBIERAN CIERTO permanecido con nosotros; PERO SALIERON PARA QUE SE MANIFESTASE que todos no son de nosotros” (1 Juan 2:19).

Pero Juan estaba escribiendo a aquellos que mantendrían su fe y confianza en la Iglesia, porque continuó diciendo: “MAS VOSOTROS tenéis la unción del SANTO, y CONOCÉIS todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, SINO COMO Á LOS QUE LA CONOCÉIS, y que ninguna mentira es de la verdad” (1 Juan 2:20, 21).

Dios ya ha dicho: “Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió á los hipócritas” (Isaías 33:14). El temor de Dios posiblemente hará que algunos que son desobedientes ahora se examinen a sí mismos y respeten el “pacto de paz” de Dios una vez más; otros, sin duda, seguirán “saliendo de nosotros.” Esto es algo que sabemos con certeza: ¡nada más allá del control de Dios le está pasando a la Iglesia de Dios!