AYUDA ESPIRITUAL

Sermones de La Iglesia de Dios

En el libro de Daniel, capítulo 6, los gobernadores y presidentes nombrados por el rey Darío promulgaron un real edicto que cualquiera que “demandare petición de cualquier dios u hombre” que no sea al rey, sea echado en el foso de los leones. Sabiendo que este decreto acababa de hacerse, Daniel se fue a su casa, abrió sus ventanas para que todos lo vieran, se arrodilló ante Dios y oró y agradeció a Dios tres veces al día, como siempre hacía. El cambio en el mundo a su alrededor NO impidió que Daniel sirviera a su Dios. Daniel y el rey Darío tenían una buena relación; pero aun eso no hizo que Daniel le diera la espalda al Señor.

¿Recuerdas un momento de tu vida donde, tal vez, todo parecía ir bien? Te sentiste cerca a Dios y tu relación con Él fue firme. Ahora piensa en el peor momento de tu vida. ¿Había suficiente relación allí para ayudarte? ¿O trataste de resolverlo por tu cuenta? Ya sea que elijas aferrarte al Dios que te salva en tus problemas o culparlo por ello, el amor de Dios por ti nunca cambiará. No permitas que las circunstancias dicten tu futuro, porque Dios dio su “Hijo unigénito” por nosotros. Todos tenemos la opción de continuar como antes, sirviendo y amando a Dios, o intentarlo a nuestra manera. ¿Qué pasó después de que atraparon a Daniel violando la nueva ley? Él atravesó el juicio más difícil de su vida. ¿Pero dónde termina esta historia? ¿Murió en el foso de los leones, solo y arrepentido? ¡No! Dios cerró la boca de los leones. En la desesperada situación de Daniel, Dios protegió a Daniel.

Las leyes cambiarán y los privilegios pueden ser quitados. Amigos e incluso familiares pueden incluso volverse en tu contra. ¡PERO DIOS todavía está en el trono! ¡Eso nunca cambiará!

Entonces, en cualquier época de la vida en la que te encuentres, PERSEVERA. Dios está allí a través de lo bueno, lo malo y lo feo. Él no te dejará ni te abandonará.

RETO: “Escogeos hoy a quién sirváis.” –Josué 24:15. Elige a Jesús hoy, mañana y para el resto de tus días, determina ahora en tu corazón elegir a Jesús.

Escrito por hermana Sarah Anders, Virginia

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