MARCAS DE LA IGLESIA

Estudios de La Iglesia de Dios

AQUELLOS QUE CONOCIERON A A. J. TOMLINSON PERSONALMENTE difícilmente harían la pregunta de abajo. Cualquiera que se haya sentado bajo su ministerio probablemente nunca le preguntaría. Pero él ha estado con el Señor casi veinticuatro años, y hay miles de miembros que han entrado a la Iglesia desde su fallecimiento. Estos pueden preguntarse por qué se le cita con tanta frecuencia y con tanta finalidad. Si hiciéramos una encuesta a cien personas que conocieron a A. J. Tomlinson, sin duda, todas las cien darían razones idénticas para citar sus palabras, pero también habría otras cien o más razones, todas ellas legitimas. Podemos considerar solo unos pocas aquí, pero reflexionemos sobre estas pocas:

1) ¿POR QUÉ NOSOTROS Y OTROS, CITAMOS LAS PALABRAS DE LUTERO, LOS WESLEY—INCLUSO EL ÁPOSTOL PABLO? Porque creemos que fueron hombres con quien Dios trató directamente, y a quienes Él impartió revelaciones específicas. ¿Qué sabríamos hoy acerca de la Iglesia de Dios (de la Profecía) si A. J. Tomlinson no hubiera tenido la experiencia con Dios que conocemos? ¿Si no hubiera recibido la visión y revelación que Dios le dio? ¿Si no la hubiera predicado y la hubiera dejado con nosotros por escrito? “¿No podría Dios haber usado a alguien más?” Alguien puede preguntar. Sí, Dios puede hacer lo que Él quiera hacer, pero esto es una cuestión de historia que Él eligió usar a A. J. Tomlinson. Además, si Él hubiera usado a otro hombre, la visión y revelación habrían sido las mismas.

Por supuesto, no todos creen que Dios le dio la revelación. De hecho, ellos no creen en la revelación misma. Incluso es posible (por no decir evidente) que unos pocos que se han unido a la Iglesia difieren con la visión que él recibió y que predicamos. De eso, podríamos hacer otra pregunta: ¿Cuál es, entonces, la visión, y de dónde recibieron la suya? Sí, Si su visión entra en conflicto con lo que enseñamos, ¿por qué son miembros de la Iglesia?

2) CITAMOS LAS PALABRAS DE A. J. TOMLINSON PORQUE él habló y escribió con una autoridad positiva sin igual por nada menos que la Palabra de Dios. De hecho, sus palabras son tan compatibles con la verdad, tan confirmadas por la escritura inspirada de los autores de la Biblia, que uno apenas puede cuestionarlas sin un sentimiento de futilidad. (Me refiero a aquellos que leyeron después de él, colocando sus escritos junto con el Sagrado Escrito.) Solo los hombres con quienes Dios ha tratado pueden escribir con una afirmación tan firme; es decir, sobre temas que él expuso.

3) ÉL VIVIÓ TAN CONSISTENTEMENTE POR LO QUE ENSEÑÓ que prácticamente no hay lugar para la reprobación en su vida y conducta a la luz de las Escrituras. Ciertamente, no sabemos de nadie calificado para lanzarle la primera piedra (aunque muchas fueron lanzadas), porque vivió la vida de santidad y fidelidad tan gozoso y fervientemente como la predicó. ¿Y qué hombre y mujer de genuino linaje sagrado no ha sido brutalmente perseguido? Pero una vida santa, totalmente comprometida, hablará por un hombre mucho tiempo después de su muerte. La mentira se desvanecerá y morirá, pero la verdad vivirá y florecerá— “Porque ninguna cosa podemos contra la verdad, sino por la verdad.” (2 Co. 13:8)

4) NO CONOCEMOS A NINGÚN OTRO HOMBRE DE NUESTROS DÍAS que haya manifestado una mayor determinación para conocer el patrón bíblico para cada vida, para el individuo o para la Iglesia. Él nunca se rindió hasta que él había luchado cada asunto con Dios para completar la victoria y la seguridad del alma. Debido a esta compulsión decidida por la verdad infalible, la doctrina que predicó (y que predicamos) es única en muchos puntos (de forma diferente a los demás; no tiene igual, ni igualdad), especialmente lo relacionado a la revelación divina de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. Debido a su reputación de “profundizar” en un asunto, podemos citar sus palabras con seguridad.

5) CUANDO NECESITAMOS UNA RESPUESTA SOBRE CUESTIONES FUNDAMENTALES, nos sentimos seguros al decir, “A. J. Tomlinson predicó (o escribió) …” Su exposición sobre las doctrinas vitales han demostrado ser confiables. Dios ha bendecido a la Iglesia cuando ella ha contendido eficazmente por la fe tal como él lo predicó. ¿No ha sido testigo el Espíritu Santo ciento de veces de nuestras enseñanzas acerca de la Iglesia de Dios (de la Profecía) como la institución divina de Dios, un cuerpo visible y literal que funciona en este mundo, tan visible y literal como lo fue en los días de los apóstoles? A. J. Tomlinson recibió esto de Dios; él incendió los campos con el mensaje mientras vivió; ¡y nos arrojó la antorcha en su victorioso fallecimiento! Creemos en ese mensaje, y citamos a este hombre que lo predicó por primera vez a este lado de la Edad Oscura; Lo citamos con confianza.

6) ÉL ESTABA TAN SEGURO DE QUE ESTABA EN LO CORRECTO que murió por lo que vivió. Y murió sin miedo. ¡Es difícil superar eso!

ALGUNAS DE SUS ENSEÑANZAS ESTÁN “BAJO FUEGO” HOY. Aquellos que las disputan no han igualado su determinación de conformarse con nada menos que la verdad innegable. Como el ateo lee la Biblia, así estos leen a A. J. Tomlinson, solo para criticar. Ellos buscan un camino más conveniente al cielo, un camino de consagración moderada, un camino que requiera menos sacrificio personal. Un camino con renombre terrenal; prestigio personal y similares.

Podemos hablar de la “Iglesia de Dios” con varios matices de significado. También lo hace toda la denominación cristiana. ¿Pero lo hablamos como A. J. Tomlinson? Se han realizado encuestas (¡con resultados sorprendentes!) sobre temas como el “nacimiento virginal,” o “el poder de la sangre de Cristo.” Nos quedamos boquiabiertos ante el número que, cuando se les pide una respuesta, admiten que no creen en estas verdades vitales. ¡Pero creemos, por supuesto que lo hacemos, en la Iglesia de Dios como la enseñó A. J. Tomlinson!

A SU SUCESOR, EL ACTUAL SUPERVISOR GENERAL, le encanta citarlo. A miles de personas les encanta hacer lo mismo. Él debería ser citado, ¡no menos sino MÁS!

Por R. O. Covey, Editor Asistente Anterior del MAB, 9 de septiembre de 1967

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