MENSAJES DEL SUPERVISOR GENERAL

Sermones de La Iglesia de Dios

El mensaje de este mes presentado por el Hermano Pimentel fue escrito por A. J. Tomlinson y fue parte de su Mensaje Anual a la 23ra Asamblea General Anual en 1928.


¿Alguien de ustedes recuerda de un conflicto entre dos importantes hombres de la Iglesia primitiva? El problema surgió entre Pablo y Bernabé. En su primer viaje misionero ellos tenían a Juan Marcos por un tiempo, pero muy pronto él le dio nostalgia, o concluyó que las dificultades eran demasiado grandes, o las persecuciones eran demasiado fuertes o algo así, y él los dejó y regresó a casa. Cuando se decidió a ir a un segundo viaje, Bernabé insistió en llevar al joven con ellos otra vez, pero Pablo pensó que no era bueno porque él los abandonó y regresó a casa anteriormente. La contienda se volvió bastante fuerte entre ellos. Pablo tenia el cargo de Supervisor de las iglesias de esa región y Bernabé era un compañero de trabajo. Pero cuando este conflicto surgió entre ellos Bernabé se negó a someterse a su superior en el ministerio. Como resultado de esta separación, uno del otro, Bernabé tomó a Marcos y navegó hacia Cipro, en tanto que Pablo tomó a Silas y se fue a su campo de trabajo, donde fueron a confirmar a las iglesias y abrieron nuevos campos. Fue en este viaje que Timoteo fue hallado y capacitado para el trabajo.


Pero el asunto importante al cual quiero llamar la atención es con respecto a Bernabé. Su nombre fue retirado del registro por el historiador como si él hubiera muerto. Lucas, el escritor del libro de Hechos, no hace mas mención de él. Si se hubiera sometido a Pablo, quien estaba por encima de él en el Señor, sin duda su nombre habría sido incluido en el registro. Pero a causa de que no reconoció la autoridad constituida bajo el orden de Dios que puso en La Iglesia de Dios, su nombre no fue más mencionado. Aquellos que han estudiado nuestros registros han podido rastrear un buen número de nombres hasta ciertos tiempos y lugares y luego no se encuentran más. ¿Cuál es la causa de esta desaparición de nombres? Bien, aquí está, en resumen. Cuando los nombres de los ministros han desaparecido en los registros cuando no se menciona su muerte, es una señal de que no se han sometido a la orden de Dios de alguna manera, y otros se han alistado para llenar los rangos. Algunos se han rebelado contra los Supervisores, aquellos que están sobre ellos en el Señor; algunos han hecho justo lo que Pablo dijo que harían, hablaron palabras perversas para atraer discípulos tras ellos. Esta clase se ha comprometido a establecer algo sobre el cual ellos podrían tener la autoridad y preminencia.


Todos estos levantamientos, rebeliones, herejías y nombres que desaparecen de los registros, se han dado para demostrar quién es quién. Juan lo explica muy claro cuando dice, “Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros” (1 Juan 2:19).


En otras palabras, Juan muestra que salieron para mostrar quién es quién. Y este proceso de limpieza todavía está funcionando. Durante el año pasado, algunos nombres han sido eliminados de nuestros registros y es posible que nunca vuelvan aparecer. Esta desintegración ha sido causada por un espíritu de rebelión contra la autoridad constituida o establecida. El ministro que abiertamente se niega a reconocer la autoridad, instrucciones, advertencias y consejos del Supervisor que está sobre él en el Señor, tarde o temprano saldrá a la superficie. Es triste, es lastimoso mirar las caras de algunos de estos que yo conozco, pero ellos han hecho esto a sí mismo al negarse a someterse al sabio consejo de aquellos que están sobre ellos en el Señor. Y muy pronto el resto de nuestra gente sabe quién es quién según la forma en que la Biblia lo dice. Es el obstinado, el rebelde, el que no es sincero, aquellos que desprecian la soberanía y el gobierno que tarde o temprano caen sobre las rocas y generalmente son arruinados para siempre. Muy pocas de esas personas se recuperan. Los he visto intentar, sí, aparentemente han hecho enormes esfuerzos solo para retroceder de nuevo en el torbellino del desaliento, o a una rebelión más profunda, para nunca volver a levantarse. Verdaderamente es algo terrible caer en las manos de un Dios vivo y enojado. Él está determinado a que Su orden de gobierno sea reconocido y obedecido, si algunos no lo hacen porque les encanta tener la preeminencia ellos mismo, los dejará ir a las rocas y tendrá a otros que seguirán Su ordenen de gobierno. El ministro que se levanta con valentía ante su congregación e irreverentemente declara que va hacerlo así, si le conviene o no al Supervisor, y al mismo tiempo sabe que está atropellando el consejo y advertencia del que esta sobre él en el Señor tarde o temprano ira a las rocas para que su nombre desaparezca del registro en el futuro.


Se podría considerar una cosa ligera para Bernabé haber rechazado el consejo y advertencia de Pablo, que evidentemente había ocupado el puesto de Supervisor de la región al que iban, pero al hacerlo, aún un poco, dejó su nombre fuera del registro a partir de entonces. Y si se consideraría una ofensa leve o una grave, el efecto fue el mismo. No se menciona más sobre él en libro de los Hechos. Y si alguna vez se retractó, se arrepintió, y vino directamente para servir más en la Iglesia primitiva, no hay mención de eso en los escritos de Lucas, quien era evidentemente el historiador del trabajo de la Iglesia en aquellos días. Pero ya sea que lo haya hecho o no, este incidente seguramente es una señal de peligro para mostrar a otros el peligro de ignorar el sabio consejo de aquellos que están por encima de ellos en el Señor.


Pablo tenía buenas razones para pensar que no era mejor para Juan Marcos regresar allí. Él pudo haber actuado de manera tal que perdió su prestigio o reputación como predicador en ese país. Pablo sintió la responsabilidad y quería que las cosas se llevaran a cabo en un buen orden en su territorio, como todo buen Supervisor de Estado desea. He escuchado a algunos de nuestros Supervisores de Estado hacer declaraciones de una manera similar. Refiriéndose a un cierto ministro, dijeron, “Prefiero que no venga a mi estado.” Sin duda, Pablo sabía que no era lo mejor para Juan Marcos regresar allí otra vez. Bernabé tenía el deber de someterse a Pablo y dejar que Juan Marcos fuera a otros campos, porque era el territorio de Pablo como Supervisor. Incluso como Supervisor General, no enviaría deliberadamente a un ministro a un estado contrario a los interese de un Supervisor bueno, confiable y fiel. Y cuando esos ministros subieron de Jerusalem a Antioquía, representándose a sí mismos como enviados de Santiago para enseñar que los gentiles debían ser circuncidados y guardar la ley, después se supo que su representación era falsa ya que Santiago nunca les dio instrucciones de ese tipo. Es evidente que esos falsos maestros aprendieron quién era quién antes de hablar de Santiago y de ese concilio de apóstoles y ancianos, de los cuales Santiago era el oficial que presidia y el Supervisor General de todas las iglesias, incluidas las iglesias en el territorio de Pablo, así como también bajo Juan, Pedro y todos los demás. Yo le informo que tengo miedo de apartarme de la orden de Dios. Y, por otro lado, siento un gran impulso en mi espíritu cuando hablo o escribo en su defensa. Estoy de acuerdo con Pablo en que no era lo mejor para Juan Marcos ir a ese territorio sin conocer sus razones, debido a la posición que ocupaba Pablo.


Se ha dicho que algunos de nuestros predicadores, pero que ahora se han ido, solían poner especial énfasis en Hebreos 13:17, siempre y cuando pudieran ponerlo a los miembros de la congregación bajo ellos, pero cuando la misma regla debía ser aplicado a ellos por los Supervisores que estaban sobre ellos, desobedecieron, se rebelaron y salieron huyendo. Luego, algunos de los Supervisores de Estado en el pasado han estado muy atentos para que los ministros en su territorio los obedezcan, pero cuando fue necesario que el Supervisor General los llamara para darles consejos, asesoramiento e instrucciones, era otra cosa. Y algunos incluso han pronunciado palabras de desafío que los ha arrojado al rango de los mencionados por Pedro y Santiago en los mensajes de sus últimos días que no temían hablar mal de los dignatarios, aquellos que están por encima de ellos en rango y posición. Esto es bastante serio debido a lo que seguirá a tal desprecio por la autoridad elegida. De ellos Pedro dice, “Mas éstos, diciendo mal de las cosas que no entienden, como bestias brutas, que naturalmente son hechas para presa y destrucción, perecerán en su perdición” (2 Pedro 2:12).


Pedro afirma además que esas personas han abandonado el camino correcto, lo que demuestra que una vez estuvieron en el camino correcto, y que probablemente fueron buenos trabajadores en el servicio del Maestro. Pero se han equivocado de algún modo y han ido tan lejos que pronuncian palabras de desafío a cualquier regla o autoridad sobre ellos. Luego, cuidado, los asuntos se están volviendo serios para ellos, y Pedro los menciona como niños malditos, queriendo más dinero de lo que están obteniendo, y pondrán en práctica cualquier tipo de esquema codicioso u oscuro para conseguirlo.


Todas estas referencias han sido dadas para ilustrar quién es quién después de la orden de la Biblia. Y al concluir este tema, deseo hacer un intento de expresar mi gratitud a muchos de mis compañeros ayudantes y compañeros en el trabajo por su lealtad, perseverancia, rectitud y cooperación, y por su honor y respeto hacia su Supervisor General. Muchos de ellos están aquí presentes hoy, a los cuales puedo mirar de frente mientras este mensaje es predicado. Decirle que “le amo” es ponerlo muy suave. Muchos de ustedes han arrebatado mi corazón, encantado y bendecido por su valiente servicio durante este periodo de cinco años de conflicto especial. Sus nobles hazañas y brillantes victorias que han logrado en las batallas más duras en mi opinión han hecho que muchos de ustedes sean merecedores de una insignia de honor y el aplauso de los ángeles. ¡Digo, “Hurra por los soldados fieles que han luchado heroicamente por la libertad y la verdad hasta esta hora!”

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