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Estudios de La Iglesia de Dios

LA ORDENANZA DEL LAVATORIO DE PIES

(PARTE 2)

En la lección de la semana pasada, había varios aspectos del lavatorio de pies que fueron discutidos. Podemos aprender mucho del acto de lavar los pies a los santos como fue demostrado en la manera en la cuál Jesús lavó los pies de los apóstoles. La lección de hoy explorará los requisitos espirituales y el lavatorio de pies en nuestro tiempo.

“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que también vosotros hagáis como yo os he hecho”. (Juan 13:14, 15)

I. Los Requisitos Espirituales

“Que tenga testimonio de buenas obras; si crió hijos; si ha ejercitado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha seguido toda buena obra” (1 Ti. 5:10). ¿Acaso hay algún requisito espiritual para el lavatorio de pies? Muchas cosas se pueden hallar en la Escritura que dan a entender que esto es verdad. Por ejemplo, 1 Timoteo 5:10 dice, “Que tenga testimonio en buenas obras; si crió hijos; si ha ejercitado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos...”. Dice los pies de los SANTOS. El vocablo santo en sí es derivado de una palabra griega que significa santo. Jesús estaba demostrando obediencia, humildad, amor, igualdad, sumisión, y servicio. Para tener este mismo espíritu requeriría una relación con esa misma que Jesús nos llamó a lavarnos los pies los unos a los otros.

II. La Observancia del Lavatorio De Pies (Juan 13:4-7)

A. EJEMPLO NOS FUE DADO

A menudo se nota que los servicios de la Santa Cena y el Lavatorio de Pies están entre aquellos que menos asisten. ¿Por qué es esto? ¿Acaso aún se debe practicar el lavar los pies de los santos? La Biblia demuestra claramente que la ordenanza del lavatorio de pies fue dado por la autoridad de Jesucristo y por Su ejemplo. Después de haberles lavado los pies Él dijo: “Ejemplo os he dado”. El vocablo ejemplo significa modelo, patrón, o copia. Esto es tan sencillo y simple que no cabe duda de que nosotros no lo podemos entender mal. Él lavó los pies de ellos con agua literal y se los secó con una toalla literal. Esta es la copia, el patrón, o el modelo que debemos seguir. Jesús demostró este acto para con ellos. Él fue el primero que hizo esto. Esto que Él hizo era algo que nunca antes se había practicado de esa manera.

B. ERA UNA ORDENANZA

La costumbre era que cada persona se lavara sus propios pies para el aseo antes de entrar en una casa, así que fue como un impacto el que al principio Pedro se negó. Jesús hizo esto una prueba de confraternidad. Si Pedro hubiera continuado su denegación, él mismo se habría excluido de la confraternidad con Jesús. “Si no te lavo, no tienes parte conmigo”.

La observancia, cuando fue instituida por Cristo, era una ordenanza. Mientras Cristo estaba lavándole los pies, ellos no entendieron la naturaleza y el propósito de la ordenanza, pero Él les dijo que ellos lo entenderían después. Después de haberles lavado los pies, Jesús les preguntó, “¿Entendéis lo que os he hecho?” En otras palabras, Él les preguntaba si ellos entendieron el propósito por el cual Él les había lavado los pies. Él entonces procedió a decirles. “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis....Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois, si las hiciereis”. Parafraseando Él estaba diciendo, “En cuanto a lavar sus pies, yo les he dado un ejemplo, modelo, patrón, o copia; y ahora les pido que debéis lavar los pies los unos a los otros”. Ese día, Él les demostró cómo lo tenían que hacer. Después de eso, ellos continuarían observando la ordenanza en la manera en que Él lo demostró y lo describió.

C. EL BENEFICIO

Lo bueno que resultó de la observancia no era un beneficio literal de la limpieza física, porque ya ellos se habrían lavado sus propios pies para eso. La bendición ganada era espiritual. Fíjense que Jesús dijo: “para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. ¿Han experimentado la felicidad de lavar los pies de los santos?

III. Cuán Hermosos Son Los Pies

“¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que traen la buena nueva de los bienes!” (Ro. 10:15). A causa de nuestro modo de vida, no podemos entender del todo las palabras de Pablo a la Iglesia en Roma. En nuestro tiempo, muchas personas andan en coches antes que caminar. La mayor parte de las carreteras están pavimentadas, con pocas personas que caminan descalzas o en sandalias en caminos de tierra. Simplemente los pies no son expuestos como ellos lo estaban durante la época de la Biblia. No es la apariencia física de los pies que Pablo habla acerca de ser hermosos, mejor dicho, el propósito para lo cual ellos eran usados. El versículo de la Escritura al cual Pablo se refería era Isaías 52:7, que dice, “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae buenas nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: Tu Dios reina!” ¡Cuán hermosos son los pies de Jesús! ¿Qué tal la hermosura de los pies de la persona que le trajeron a usted las buenas nuevas de salvación? Piense en qué privilegio es lavar los pies de esa persona, o quizás los pies de la persona que oró tan fervientemente por usted para que fuera salvo. “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que también vosotros hagáis como yo os he hecho” (Juan 13:14, 15).

CONCLUSIÓN

El lavar los pies de los santos tiene una historia larga y documentada. Jesús instituyó la ordenanza del lavatorio de pies inmediatamente seguido de laÚltima Cena. Él no sólo instruyó a la Iglesia primitiva a lavarse los pies los unos a los otros, sino que también Él demostró el acto de esto por medio deÉl lavar los pies de los apóstoles. Aunque la mayor parte de las organizaciones religiosas han hecho a un lado el mandato de observar el lavatorio de pies, La Iglesia de Dios continúa sosteniendo esta ordenanza como una doctrina bíblica prominente y recomienda que después de la Santa Cena inmediatamente se lleve a cabo el Lavatorio de Pies siempre y cuando sea posible.

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